Genocidio de Tasmania
En el siglo XIX los colonos ingleses se asentaron para
colonizar la isla de Tasmania, dando lugar diversos conflictos entre los
aborígenes y los colonos, pero fue la llamada “Guerra Negra” la que casi
exterminó los grupos nativos de sangre pura.
Luego de la última glaciación los habitantes de Tasmania
vivieron aislados hasta ser encontrados por el explorador holandés Abel Tasman,
quien bautizó la isla en nombre del gobernador de las Indias Orientales de
Holanda, “Tierra de Van Diemen” en 1642.
Los tasmanos se caracterizaban por tener baja estatura
(entre 1,40 m y 1,60), nariz ancha, piel negra, de complexión delgada, andar
desnudos, además de que eran nómadas, cazaban y recolectaban, y no se dividían
en jerarquías, sino que eran liderados por los hombres más fuertes.
A la llegada de los colonos ingleses, muchos conflictos
tuvieron lugar, en los que por tener ventaja de armas de fuego, los aborígenes
no sólo eran asesinados, sino también violados, tratados cruelmente, eran
sirvientes y atravesaron por una crisis de recursos alimenticios.
El Colonial Times de Tasmania publicó esto en 1826:
“No estamos aquí por nuestra labor filantrópica. La
autodefensa es la primera ley de la naturaleza. Si el gobierno no elimina a los
nativos [se planteó reubicarlos en otra isla], serán cazados como fieras.”
En 1828 se declaró ley marcial en la isla y dos años más
tarde fue autorizada la caza de aborígenes en caso de resistencia, ofreciéndose
2 libras por niño y 5 por adulto como recompensa si estaban con vida.
La población de Tasmania disminuyó de 3000 a 150 en poco más
de treinta años, siendo exiliados los últimos sobrevivientes a la isla de
Flinders.
En 1876 murió la última aborigen de sangre pura, llamada
Trugernanner.